Una excelente memoria nutre sus temas: selvas, bañistas, bodegones
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“Yo voy almacenando como quien va recogiendo retazos de la selva, de tantas ramas, de tantas hojas, tantas raíces, tantos bejucos, tantas flores, y las voy clasificando, ellas se van clasificando en un lugar que se llama el tálamo… es donde se almacenan, en la memoria subliminal… todo lo que estamos viendo, oyendo, sintiendo, tocando, y lo más curioso es que no tiene ubicación anatómica…”, nos comenta el maestro Morales, y continúa: “Casi todo lo que pinto viene de esos recuerdos… y también del Río San Juan, en Nicaragua, donde hay una reserva tropical de lluvia que es más o menos del mismo tipo, hay especies en común y tiene el mismo impacto. Llegando a México y en Costa Rica también he visitado selvas, pero yo nunca describo la selva… ningún trazo que hago es planeado… va saliendo… no sé que va a salir…”.
Además de las selvas, otro de los temas que pinta frecuentemente es el de las bañistas. Ellas se bañan en escenas de lagos con fondos de selvas o en escenarios ficticios, siempre gozando del baño como si fuera una reunión social. Tienen un toque de surrealismo ya que parecen ser parte de un sueño. Esto especialmente lo notamos cuando pinta los cuerpos mutilados y los maniquís, que son menos reales. El artista comenta que le gusta este tema simplemente porque le gusta el agua y le gustan mucho las mujeres. Para él, el baño es algo muy placentero y es un tema que seguirá pintando. A veces las mujeres tienen espejos donde se miran y esto también puede ser una referencia a la dualidad de la mujer, de la vida y de su obra.
Los bodegones también son un tema frecuente en su obra. Plasma frutas como peras, manzanas, mangos, papayas e higos que coloca en ambientes de la misma intensidad mística que sus otras obras y, por lo tanto, no son un simple bodegón. No es coincidencia, según el artista, que las frutas tienen un elemento carnal como si fueran cuerpos humanos sensuales y voluptuosos, mientras que las mujeres tienen un elemento frutal. Es todo parte del mismo mundo mágico que pinta el artista.
La pintura Selva tropical , del artista nicaragüense Armando Morales, alcanzó la cifra récord de 521 mil dólares en la subasta de Sotheby’s, confirmó Cristienne Dugan, directora de Galería Pléyades. Esta es una “gran noticia que nos debe tener a los nicaragüenses con orgullo”, dijo Dugan. El sitio web de Sotheby’s informa que es un óleo pintado en 1988, de 160×200 centímetros provenientes de la colección del empresario mexicano Lorenzo H. Zambrano Treviño. En 2005, otro de sus paisajes pintado en 1989 y titulado Foret tropicale , fue vendido por Christie’s, en 313 mil dólares.
Las obras de Armando Morales logran transportarnos, de inmediato, a un mundo mágico. Dentro del ambiente artístico, hablaríamos del realismo mágico de sus obras. Deseábamos saber qué le inspiraba, si tenía que ver con sus sueños o si simplemente seguía un estilo metafísico de algunos de sus contemporáneos. Con holgura y sinceridad, Morales nos explicó de primera mano de dónde proviene su inspiración, de la técnica que usa para lograr ese efecto místico en las superficies y, poco a poco, nos ayudó a comprender de dónde provienen los temas de sus obras. “Yo digo en broma, pero sólo medio en broma”, nos comenta, “que en la noche, yo me voy a otro mundo y visito o hago contacto con otros seres, porque yo tengo sueños muy extraños y muchas veces, después de despertarme pienso eso… Eso probablemente es falso, pero tu sabes que lo falso muchas veces es cierto… En el arte no hay nada más falso que la verdad”. Y prosigue: “El cuadro quiere decir algo… y uno hereda cosas que ha visto en el ...
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