Adiós a Sandino
El "Adiós a Sandino", más que la representación de un hecho histórico,es un recuerdo llevado a imágenes, materializado, donde el artista crea su propio tiempo. "Morales se ha construido un tiempo intermediario, propio a través del cual el pasado hace penetrar en el instante presente los cortejos de los fantasmas desaparecidos." (Jordan,1991:6)
Es decir, rescata un recuerdo de su infancia relacionado con un hecho histórico para trasladarlo al presente: en 1934, Augusto C. Sandino llega a Managua a negociar con el gobierno de Juan Bautista Sacasa. Según la historia fue muerto a traición junto a sus compañeros; por ésta razón, Armando Morales al referirse al título de la obra dice:
"No sé si fue esa misma noche que los mataron, pero si ha de haber sido en todo caso en fecha muy cercana. De allí el título: "Adiós a Sandino", el adiós de un niño de siete años que no sabía que se estaba despidiendo de quien unas décadas más tarde iba ser un héroe entre los héroes" (Conde, 1994:5)
El hecho histórico en sí, toma en la obra un papel secundario porque según María Dolores Torres, este acontecimiento pasado es elevado a mito por su carácter atemporal.
"...narra un acontecimiento que sucedió cuando él tenía siete años. Evocación de una imagen del pasado convertida en mito para perpetuar en la memoria colectiva lo que los héroes hicieron "ab origine"; el deseo inconsciente según Mircea Eliade, de repetir un arquetipo." (Torres, 1995:83)
Lo que a primera impresión parece una fotografía no son más que visiones de un mundo de sueños, luces y tinieblas que envuelven a los seis personajes, cinco de los cuales están aglomerados alrededor de la figura principal - la de Sandino - resultando una "composición axial" según Lily Kassner. (Kassner, 1995:125)
El ambiente onírico y de misterio no sólo está acentuado por los efectos de luz y sombra, herencia del claroscurismo barroco, sino también por la combinación de colores que van entre el blanco sucio, plomo, ocre y rosado terracota. Los colores son utilizados de manera subjetiva principalmente este último porque permaneció en la memoria de Morales desde que lo observó a la edad de siete años y lo reafirma cuando explica:
"Se alinearon en la acera frente a la ferretería de mi padre; pero tal vez para estar más holgados no dieron la espalda a la Camisería Ideal, sino al Salón Rosado de doña Rosa (pintado por dentro de rosado terracota)..." (Tibol,1990:27)
Los seis personajes constituyen un grupo de figuras muy bien proporcionadas y equilibradas. Tienen carácter escultórico, pues al ser modeladas por el color y sus contornos definidos por el uso de la línea, sus formas y volúmenes se hacen más precisos. María Dolores Torres se refiere a esto cuando habla de los procedimientos que emplea Morales en su obra figurativa.
"...usa la línea como un contorno que define las formas y les imprime un carácter escultórico, llegando a lograr una feliz unión entre lo lineal y lo pictórico, dibujando simplemente, por medio de la pintura. En ambos casos, Armando Morales logra dentro de su modernidad una magnífica integración del pictorialismo barroco y del equilibrio clásico" (Torres, 1996:48).
El cuadro carece de perspectiva, pues la profundidad está truncada por un complejo arquitectónico que nos recuerda a las pinturas surrealistas por estar ordenadas en un plano más allá de lo real, es decir mezcla una segunda realidad, la de los sueños. Pero también nos recuerda su pintura anterior que abarca el paisaje de Granada. Digo esto porque en el cuadro aparece un elemento muy representativo de la ciudad; el coche tirado por caballos.
- Morales a pesar de recurrir a un tema histórico no ha abandonado los recuerdos de su ciudad natal, las imágenes de Granada han sido una constante desde la década de los 70, por lo que puede decirse que esta composición plástica está basada en la memoria visual, ya que el artista ha convertido sus recuerdos en imágenes precisas, representando una figura histórica y un espacio real que a la vez da cabida a la imaginación.
A la obra se le ha creado un espacio en el mundo contemporáneo con el propósito de mantener viva la figura mítico - histórica del Gral. Augusto C. Sandino y así proyectar sus ideales de justicia, dignidad y libertad, razón por lo que también revela el espíritu nacionalista de su autor; su inclinación hacia ese movimiento de lucha que encabezó el héroe revolucionario.
Sandino luchaba contra las tropas de ocupación norteamericana que desde 1912 habían ocupado Nicaragua con el pretexto de garantizar un gobierno estable, pero en verdad su objetivo era evitar la intervención de países rivales que apetecían Nicaragua por su ubicación geográfica y por la posibilidad de construir un canal interoceánico.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) movimiento de lucha contra la dinastía Somoza fundado por Carlos Fonseca Amador en 1961, exalta la figura de Sandino y retoma su espíritu de lucha para impulsar la revolución creando un mito revolucionario. "Lo sorprendente fue que el mito revolucionario no sólo daba alas a la base militar del FSLN, sino que se convertía en un generador de consenso en la conciencia nacional." (Volker,1995:154)
Apareciendo la figura de Sandino como precursor de este proyecto revolucionario no era de extrañarse que Morales simpatizara con la revolución sandinista por lo que Dore Ashton dice: "... se trata de un pintor que encontró su camino desde muy atrás de ahí le ha sido imperativo dirigirse a los otros que están en la lucha desde la revolución sandinista con la gente que simpatiza." (Ashton,1990:9)
En 1979 después de 18 años de lucha, triunfa la Revolución Popular Sandinista y eleva la figura de Sandino a la de héroe nacional. Quizás, a partir de aquí Morales adquiere un compromiso político a manera personal y realiza esta serie de litografías alusivas a Augusto C. Sandino; símbolo de lucha de los pueblos de América Latina y paradigma de la identidad nicaragüense, pues los ideales de este hombre que luchó por una causa justa, debía alimentar a las nuevas generaciones.
La historia y la memoria han sido puntos clave para crear el "Adiós a Sandino", obra original y subjetiva donde están presente la modernidad pictórica y el patriotismo del autor, ya que "a pesar de vivir más tiempo en el extranjero que en Nicaragua, no ha perdido su identidad como nicaragüense, ni el amor a su país, fuente inagotable de sus creaciones artísticas" (Torres, 1996:48).
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